¿De qué manera la utilización de un paradigma sociocultural ayuda al diseño de actividades pedagógicas mediadas por tecnología digital, así como a la evaluación de dichas actividades y de las políticas institucionales y educativas que las sustentan?
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), han permitido lograr avances significativos en todos los ámbitos: sociocultural, económico, político y por supuesto en el ámbito educativo.
Es así como el computador, el celular y los dispositivos móviles de última generación como los IPod, IPhone, BlackBerry, entre otros, han propendido por facilitar y agilizar procesos que surgen a partir de la posibilidad de utilizarlos de una manera objetiva y creativa.
De tal manera, las TIC han modificado las diversas formas de comunicación del ser humano, vemos como día a día la interacción social es más dinámica, hablamos hoy de redes sociales como Facebook, twitter y myspace, que agrupan a millones de personas a través del mundo, cambiando sustancialmente los paradigmas comunicativos (Fernandez, 2009).
Así que desde el punto de vista educativo, los gobiernos y las instituciones educativas están siendo dotadas de recursos tecnológicos para mejorar sus procesos administrativos y pedagógicos, los maestros continuamente están siendo capacitados en el manejo de las TIC y como reto especial los docentes debemos estar a la vanguardia de la tecnología mejorando nuestros procesos pedagógicos, siendo facilitadores de ambientes de aprendizaje atractivos y dinámicos para el estudiante y por supuesto, como mediadores sociales donde el alumno sea un ente activo que construya su propio conocimiento. (Heredia y Romero, 2007).
Pero para que esta construcción se de, el maestro debe ser un guía que oriente al estudiante en el buen uso de las herramientas culturales, porque no se trata de prohibir la utilización de un recurso sino de darle un propósito para que coadyuve en la adquisición del conocimiento (Lacasa, 2002).
Por su parte, Dubois y Cortés (2005) argumentan que la tecnología no puede ser entendida si su estudio es aislado de los procesos sociales, representando la cultura como un sistema de transformación y desarrollo social.
Argumentan además que el conocimiento y la información generada como experiencia puede vincularse con la tecnología, la comunicación y el desarrollo cultural, es decir, las tecnologías digitales no sólo deben ser percibidos como soportes técnicos de nuestras tareas cotidianas, sino como nuevos lenguajes para el entendimiento humano, útiles para compartir experiencias de aprendizaje, y generar conocimientos. En este sentido, las tecnologías digitales deben ser concebidas como herramientas culturales, al posibilitar los procesos de interacción social y reconstrucción de la cultura.
Dicha reestructuración de la realidad puede ocurrir cuando el individuo atraviesa por distintos contextos socioculturales, pues dentro de la cultura se crean posibilidades y limitaciones pedagógicas que a través de la participación en diferentes prácticas sociales, incrementan la acumulación de conocimientos y experiencias que las caracterizan (Daniels, 2003).
Referencias:
Daniels, H. (2003). Vygotsky y la Pedagogía. Barcelona: Paidós.
Dubois, A. y Cortés, J. (2005) Nuevas Tecnologías de la Comunicación para el Desarrollo Humano. Bilbao, España. Heoga, Disponible en línea: http://colombiadigital.net/newcd/component/docman/doc_details/227-nuevas-tecnologias-de-la-comunicacion-para-el-desarrollo-humano
Fernández, J. (2009). Las tecnologías de la información y la comunicación desde la perspectiva de la psicología de la educación. (J. Arévalo Zamudio, & G. Rodríguez Blanco, Edits.) México, Distrito Federal, México: Secretaría de Educación Pública/Dirección General de Materiales Educativos.
Heredia, Y. y Romero, M. (2007). Un nuevo modelo educativo centrado en la persona: compromisos y realidades. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 53-75). México: Limusa.
Lacasa, P. (2002). Cultura y Desarrollo. En P. Herranz Ibarra, & P. Sierra García, Cultura y Desarrollo (págs. 17-50). Madrid: UNED.

